Perder para ganar
Es un tema al que me he resistido a escribir públicamente
pues genera muchas emociones y sentimientos en mí; espero que al compartirlo
contigo te de una perspectiva diferente de nuestra existencia aquí y ahora.
¿Quién nos enseña el valor de las cosas?
¿Cuál es la diferencia entre necesidades y gusto?
¿Cuándo es el momento indicado para dejar ir las cosas?
Estas preguntas me han estado rondando en la cabeza mientras
estoy en un reto constante de sacar adelante mi negocio.
Cuando decidí sacar a Daydee a la luz me sentí llena de
emoción, pero también estaba llena de duda y miedo, pues
me acababan de liquidar de mi último trabajo en un banco, el cual no
llenaba mi vida, ciertamente suplía mis necesidades económicas y llenaba el
hueco de seguridad financiera, pero no mis expectativas de vida, desde niña he
sido muy curiosa y creativa, por lo que permanecer 10 horas diarias de mi vida
contando efectivo no satisfacía mis necesidades.
Así fue como liquide mis deudas, tome algunos cursos de pintura,
compre a mi hermosa bella (una schnauzer miniatura color
plata), mi compañía en toda esta aventura y retome mi pasión desde niña:
escribir un diario, dibujar mi mundo, crear un presente diferente.
Recuerdo estar en mi pequeño
departamento rentado en la colonia Roma diseñando los primeros diarios que
quería vender, aun no sabía como, aun no sabía donde, pero en ese momento solo
pensaba “ojala todos se enamoren de mis creaciones y de mi”.
Un día muy temprano me arme de valor y
con una mesa plegable muy pequeña me fui a vender al bazar de arte que se ponía
sobre la avenida Álvaro Obregón, hacía mucho calor y estaba muy nerviosa,
siempre he sido muy buena vendedora pero nunca había intentado vender algo
creado con mis manos, mi amor y mi corazón.
Así comenzó a transcurrir la tarde y
por fin se acerco una familia, papá, mamá y dos pequeñas como de 8 o 10 años,
las niñas emocionadas dijeron “mira mama que bonitos cuadernos”, de entre tanta
gente que pasaba ellos decidieron quedarse a ver mis creaciones, mientras la
mamá y las pequeñas veían todas las libretas el papá les dijo -escojan la que
quieran-. Esa fue mi primera venta un 27 de noviembre.
Desde ese día he vivido con la emoción
y la pasión de despertar todos los días e inspirar más y más a crear, creer y
construir, se que el trayecto se vuelve difícil pues es un camino incierto.
Para vivir mi negocio y esta experiencia de vida tuve que perder un ingreso
fijo, vacaciones, lujos, me he mudado cuatro veces en cuatro años y cuando pones tu vida en cajas
y metros cuadrados tienes que desprenderte de muchas cosas, es un proceso de perdida; en
esas mudanzas me he alejado de las personas que amo.
Sin embargo he ganado la libertad de
construir mi mundo, he ganado hacer cosas con las que soñaba años atrás y no
sabía como podían volverse realidad, he ganado la compañía de mucha gente, he
ganado el tiempo que tomas en leerme, he ganado mi misión de vida “compartir
contigo todo lo que tengo y todo lo que soy”
En fin estoy segura que si estas
emprendiendo un negocio o una nueva manera de vivir estas perdiendo algo y con
lo que te quiero dejar hoy es que estos procesos de perdida siempre son
revitalizantes pues cuando pierdes o dejas ir algo siempre viene algo mejor,
algo nuevo, ¡es una ley universal! “nada se destruye solo se transforma” y si
lo digo mejor “nada se pierde solo se transforma”
Es por eso que cuando pierdes ganas.
Diana Haydee
Es muy cierto, encontrar la vocación alegra, y llena de miedo, el banco era un ingreso relativamente seguro y firme, pero la vocación hace que te lances al vacío, que la audacia esté apenas una rayita más arriba del miedo y la inseguridad. La ventaja es que ahora saber qué estarás haciendo en 5, en 10 o en 15 años, porque eso es vocación.
ResponderEliminar